Estas reflexiones nunca se me han dado bien, pero dicen por ahí que compartir las penas hace que parezcan más pequeñas.
Pues bueno, hablemos. Después de un año hipotecado, de preparar todos los exámenes a conciencia, de ocho horas de estudio diario, de rechazar trabajos porque "esto va a salir", porque "esta vez es la mía", me vuelvo a encontrar igual que hace dos años. Hecho una mierda.
Podría martirizarme diciendo que lo de un año en realidad fueron 8 meses, que las ocho horas muchos días eran 6 o que no siempre estaba tan seguro de conseguirlo y todo eso fue lo que hizo que me encuentre donde me encuentro.
Podría lamentarme del sistema tan ruinoso que tenemos en España, que permite que haya interinos durante 20 años y ahora de repente queremos colocarlos a todos porque nuestros amigos europeos nos están tirando de las orejas. De un sistema donde cuenta más la suerte que la capacidad docente. Lamentarme de la injusticia de aprobar un examen y que no sirva absolutamente para nada porque tienes que volver a repetirlo todo dentro de dos años y, con un poco de suerte, quizás no tengo que volver a preparar de nuevo la programación de 1 año que me ha llevado casi 6 meses.
Podría incluso tirar la toalla porque ¿quién tiene fuerzas para empezar ya a pensar que dentro de dos años hay que volver a pasar por este mal trago? Pero como era normal que acabase esta retaíla de párrafos pesimistas: PUES NO. Vuelta a empezar. Y cuando lo haga (que será en un par de meses) con más fuerza si cabe. Debo buscar un punto de luz en este vacío...