
El pasado puente del día de Andalucía estuvimos Noe y yo en Roma. Ambos habíamos estado ya pero por separado. Faltaba ir juntos y recordar lo bonita que es esta monumental ciudad. Al final, más que recorrer interminables pasillos de los museo vaticanos o subir los más de 300 escalones de San Pedro, lo que más hace enamorarse de esta ciudad es recorrer sus calles, redescubriéndola en cada rincón. Nunca olvidaré este viaje...













