
El lunes tenían entrada para la Alhambra Juan, Silvia, Carlos y Esther y aprovechamos para hacer una visita turística por la ciudad que tanto me enamora a cada paso que doy.
Empezamos mostrando respeto ante nuestros ilustres Reyes Católicos en la Capilla Real y posteriormente rendimos pleitesía ante el racionero Alonso Cano, disfrutando en la catedral de la pintura, escultura y arquitectura, que tan célebre le han hecho.
De ahí al Corral del Carbón, Alcaicería, Plaza Bib-rambla y con el Alhambra-bus, hacia el mirador de San Nicolás. Nos paramos a comer en el famoso bar Kiki q se aposenta frente al mirador, y tras esta parada emprendimos el descenso por las escarpadas calles del Albaycín. La bajada nos condujo directamente a una tetería donde, unos con cerveza y otros con té frío, calmamos "la caló" de las tardes de agosto en Granada.
Subimos a la Alhambra para que viesen nuestro más preciado tesoro y aunque la intención era bajar por la Cuesta de los chinos, se dieron por complacidos y nos fuimos a su hotel para darnos una ducha. Y como no, la noche fue para las tapas. La ruta fue corta pero intensa por el cansancio acumulado del día, prometiendo los cuatro forasteros a este Cicerone, volver a la bella Granada para disfrutar con más calma de su embrujo y su duende...








